Ford inventó el olor a nuevo
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El olor a café, la comida hogareña o del ambiente relajado del océano estimula sin duda a diferentes tipos de emociones; es el olfato uno de los cinco sentidos que tenemos los seres humanos que nos ponen en diferentes estados de ánimo.
Por ejemplo, el olor a nuevo representa una victoria, representa también el placer de haber adquirido algo que nadie más ha usado; nos otorga el poder de sentirnos dueños por primera vez y antes que nadie de algún bien.
El olor a nuevo representa una victoria
El cuerpo humano es capaz de recordar el 1% de lo que toca, el 2% de lo que escucha, el 5% de lo que ve, el 15% de lo que degusta y un 35% de lo que huele, este último sentido es tan poderoso que incluso puede hacernos viajar atrás en el tiempo, gracias al fenómeno conocido como “fenómeno de Proust” en honor al escritor francés Marcel Proust que idealizó los recuerdos evocados por una galleta mojada en té, en su conocida novela A la recherche du temps perdu.
En la actualidad, el marketing se ha valido de este sentido como una estrategia de venta para influir en las decisiones de los clientes, por ejemplo, la marca estadounidense de autos Ford de España, la utilizó para la promoción de su línea Ford Selection referente a la venta de autos usados pero en excelente estado.
Esta empresa de la industria automotriz contrató a un especialista para que creara una fragancia con “olor a nuevo” y con esto incrementar las ventas de su línea, gracias a que este agradable aroma provoca en el ser humano un sentido único de pertenencia y de estatus social los consumidores sentían que estaban adquiriendo un auto nuevo.
Esta empresa de la industria automotriz contrató a un especialista para que creara una fragancia con “olor a nuevo”
De esta forma, se demuestra que los hábitos de consumo, no sólo en el mundo automovilístico sino en el mercado en general, están íntimamente asociados a las emociones y por ende a los sentidos corporales que son los encargados de impulsar al ser humano a realizar todas las acciones en su vida cotidiana.
Por Viridiana Marín Marín