Matices que explotan en sensualidad y liviandad
“Realidades paralelas” es una serie que ha ido madurando con el tiempo. Salomón Cohen fue depurando sus técnicas; oscilando entre cubismo, realismo, surrealismo y finalmente, abstraccionismo.
Confronta gamas de primarios, secundarios y terciarios en un dinamismo flexible. De hecho, elabora entidades luminosas que se emparejan en el tiempo y en el espacio para dialogar entre sí conversaciones colorísticas.
La colección alude al incansable afán creativo de Salomón que no se agota con el transcurrir de los lienzos. Inclusive, es tan fuerte su entrega con su obra, que una vez llegado al clímax del color, la abandona.
Esto lo hace con el motivo para luego retomarla en otra tela, y así sucesivamente. De esa forma, el impulso y flujo vivos de pintura no se detienen en ningún lugar. Por ende, se trata de un movimiento eterno, una gran obra maestra, divida en piezas.
Estamos ante un trabajo artístico que vale por la evolución de su manufactura, su cercanía con la más pura belleza armónica. En sus obras de realidades paralelas se refleja la representación de la auténtica personalidad del artista.
Salomón Cohen expresa, por medio del action painting, figuras novedosas compuestas por elementos cargados de sensibilidad y emotividad. Vemos un alma saturada de tonos y combinaciones siguiendo diversos ritmos en la totalidad de su ser.
Además de pintor, es inventor. Artífice de luces, sombras y contornos a su libre voluntad.
Quizás inconscientemente plasma, en ocasiones, siluetas femeninas y trazos curvilíneos en sus realidades paralelas. Sus matices explotan en sensualidad y liviandad.
Repentinamente se acerca más a la escuela de Pollock, pero conserva un estilo que dibuja su interior paciente e impaciente; agitado y tranquilo y, sobre todo, colorido y apasionado a más no poder.
En sus obras no hay nada que se pierda de vista o se desvanezca, todo existe simultáneamente con suma profundidad y textura.
Sin duda alguna, imaginarios sustanciales de realidades paralelas.
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www.salomoncohen.com
Por Adriana Cantoral
Fotos: Salomón Cohen