VINE POR EL VINO Y ME QUEDÉ POR LA COCINA

El Valle de Guadalupe y sus deliciosas sorpresas

Cuando te deleitas con el placer de comer, es casi imposible no hacerlo también con el placer de beber, sobre todo si se trata de vinos. Por ejemplo, a mí me encanta maridar mis alimentos con vino blanco, rosado, tinto o espumoso, mientras haga una buena combinación con el platillo en cuestión, o bien, con el momento en cuestión. Pero lo cierto es que, de un par de años a la fecha, el vino mexicano ha ido conquistando mi paladar, yo lo encuentro más divertido que otras opciones.

Algunos dicen que el vino mexicano tiene un toque a sal por la tierra en la que nace

En este caso en el Valle de Guadalupe al norte del país, este viñedo está muy próximo al mar, en el Estado de Baja California; quizá eso sea lo que resalte los sabores o tal vez, al ser en su mayoría casas vitivinícolas más modernas, es el talento creativo de ensambles con uvas diversas lo que los hace así de sorprendentes.

Este lugar es la meca del vino mexicano, pero también de una gastronomía única ¡qué lugar tan encantador! La variedad en su cocina es vasta y deliciosa, desde el desayuno hasta los snacks de media noche, los sabores se combinan con una ambientación verdaderamente impresionante.

En esta región se encuentra la vinícola Bruma, una de las más bonitas del mundo según Food & Wine, en este lugar te explican los procesos de elaboración de sus vinos y además puedes catar algunos, pero no todo en este Valle es vino, la cocina de este lugar ofrece una gran variedad de platillos que hacen más deliciosa la experiencia, se trata de Fauna un restaurante altamente calificado en las reseñas por los visitantes, no sólo por su delicioso menú sino también por su hermosa decoración.

La combinación adecuada para el vino que probé me llevó a elegir lo que quería comer

Así que pedí un tomahawk steak con salsa negra. Este corte es una chuleta de carne de ternera que mantiene el hueso en la costilla; la silueta que forma el hueso le da una forma parecida a un hacha; por que tiene ese nombre, así denominaban las hachas de guerra que los indios sioux usaban en América para defenderse.

La salsa negra es simplemente espectacular; está con chiles tatemados que sin picar aporta un sabor extraordinario al platillo; pero sobre todo una textura terrosa maravillosa a la suavidad de la carne cocida en el punto perfecto: medio rojo.

Enmarcada por un hermoso paisaje, la cocina del Valle de Guadalupe es sin duda una joya; que te hará querer quedarte un poco más.

Por Demiplatoconamor

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