Si pasas la mitad de tu vida intentando ser feliz, no lo serás
La felicidad, como otras emociones, no es algo que puedas obtener, sino que es algo que adquieres y aprendes. La felicidad proviene de un conjunto de experiencias vividas a lo largo de la vida. Muchas veces la felicidad es confundida con la idea de que si compras cierto producto o servicio o aprendes ciertas cosas, entonces serás feliz. Sin embargo, la felicidad no puede comprarse ni se aprende, simplemente es.
Cuando una persona se encuentra en búsqueda de felicidad, siempre lo relaciona con el placer. Este puede ser placer obtenido por una persona, producto o servicio. Incluso, la mercadotecnia nos intenta convencer que nuestra felicidad proviene de las cosas que tenemos y que un simple producto puede transformar nuestras vidas. Una buena hamburguesa, un coche nuevo, más tiempo con cierta persona, ver una serie, comprar lo último modelo, lo más caro, fiestas con amigos, masajes en el cuerpo, volverte más popular, bajar de peso y demás, son algunos ejemplos de las cosas que confundimos con la felicidad. Efectivamente todos estos ejemplos son placeres de la vida pero no son felicidad, ¿podemos combinarlos? sí, pero no podemos llegar a pensar que son lo mismo.
Está comprobado que las personas que basan su energía en las cosas materiales, a la larga, terminan siendo personas ansiosas, inestables emocionalmente y con menor felicidad. El placer es una de las cosas más superficiales que existen, una vida llena de placer puede resultar fácil pero al final no es lo óptimo. ¿Alguna vez te has preguntado qué pasará con todo aquello que has comprado a lo largo de tu vida? Me gustaría recordarte que a este mundo llegamos solos y nos vamos solos por lo que no te irás con tu auto último modelo, tus zapatos más trendy o tu reloj carísimo. Todo lo anterior, son las cosas que utilizamos constantemente para distraernos de lo que verdaderamente vale la pena valorar.
Es importante mencionar que los grandes fracasos nos dejan lecciones que a la larga construyen nuestra felicidad. Por ende, no le tengas miedo al fracaso, toma una pluma, crea una lista de cosas que quieres hacer y visualiza la cantidad de oportunidades que la vida te da para llevarlo a cabo. Vívelo y aprende de ello. Deja que se abran grandes hoyos en el piso aunque sientas que vas en caída libre. Recuerda que el sol siempre sale después de una tormenta y que una flecha solo puede tomar vuelo si la estiras hasta atrás.
Por lo tanto, tú felicidad la creas tú, está en ti querer ser feliz.
Por María José Nosti