¿EXISTE EL AMOR A PRIMERA VISTA?

Breve historia de un amor a primera vista

Recuerdo el instante en el que cruzamos miradas, ambos nos detuvimos, nos paralizamos. Nuestros corazones latieron al mismo tiempo, un fuego de atracción nos rodeó, ¿será verdad?, ¿existe el amor a primera vista?

No lo sé, nunca había creído en esas utopías, yo prefería lo tangible, no lo fantasioso. Fue un golpe súbito al corazón, su mirada me cautivó y no supe qué hacer.

Sólo me perdí en el brillo de sus ojos, fue un flechazo instantáneo entre ambos. Nuestros cuerpos comenzaron a segregar oxitocina, la hormona del amor. Mi hipotálamo y la glándula pituitaria comenzaron a producirla; ambas fueron cómplices de este enamoramiento tan repentino.

A mi hipotálamo no le bastó con segregar oxitocina, de inmediato comenzó a trabajar, y apareció la adrenalina. Que fue la culpable de que mis manos sudaran, la temperatura corporal aumentara, mi respiración se agitara y el ritmo cardíaco se acelerara.

 

Mi cuerpo tenía una sobredosis de energía, haciéndome sentir en las nubes cuando estaba a su lado. Las famosas “mariposas en el estómago” comenzaron a revolotear en todo mi cuerpo; una sobredosis de oxígeno me hacía sentir como si flotara, y justo en ese momento entendí: sentía amor a primera vista.

Pero seamos sinceros, ¿quién se enamora de alguien que no conoce y apenas ha visto por primera vez? Es ilógico. Recuerdo mis clases de psicología y decían que esto sucedía porque era pura atracción, algo que se llama “efecto halo”. Después, que lo que vemos es una proyección de nuestros deseos y expectativas.

Por ello, es que comenzamos a idealizar y escribir una historia de amor. Una capaz de ser escrita por un Gabriel García Márquez, un Jaime Sabines o una Rosario Castellanos.

 

Aún no descifro si mi corazón quedó cegado por la belleza de su rostro y por eso creo que es amor.   Que me enamoré a primera vista o sólo es mi subconsciente proyectando lo que ha visto en las películas románticas.

Sé que un camino lleno de aventuras amorosas me espera para descubrir si es amor o una mera ilusión.

Pero, sólo sé que hay algo especial en su ser, algo que no me deja separarme ni un minuto de su piel. Y como dijo alguna vez mi amigo Vladimir Nabokov:

“La quería. Era amor a primera vista, a última vista, a cualquier vista”.

 

Por Flor Vega Castillo

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