SIMONE Y SARTRE, UN AMOR MÁS ALLÁ DE LA MUERTE

Su muerte nos separa, mi muerte nos volverá

| OnLove

¡Oh, la bella París!, no sólo nos enamoras con tu ambiente bohemio y romántico que proyectas en cada una de tus calles, sino que nos has legado una gran historia de amor entre dos grandes literatos franceses: Jean-Paul Sartre y Simone De Beauvoir.

Hablar de la historia de estos dos personajes es pensar en un amor libre y sin ataduras. Hablamos de poligamia, de un amor capaz de romper con los esquemas tradicionales de una pareja.

Sartre, un escritor y filósofo existencialista, que a pesar de su apariencia no agraciada era un seductor, y con sus palabras endulzaba el oído de muchas jóvenes. Era un misógino por naturaleza que escapaba del compromiso, y que se arrojaba a los brazos del libertinaje y coqueteaba con la soltería, ya que huía de la idea del matrimonio.

Simone, una escritora, filósofa, profesora y una de las mujeres más influyentes del feminismo. Tuvo indistintos amantes, ya fueran hombres o mujeres, pero que a pesar de todas sus aventuras amorosas, amaba sólo a uno, a Sartre.

El idilio de estos dos intelectuales rebasó cualquier pacto de una relación convencional. Sartre y Simone no se dejaron encadenar, entendieron que el verdadero amor no radicaba en estar el uno al lado del otro, en vivir juntos para siempre y formar una familia. Para ellos, lo importante era dejar que sus almas volaran a explorar distintas pasiones; pero sin olvidar que entre ellos existía una complicidad y pasión, no sólo carnal sino erudita. Esta trascendencia liberadora, les permitía ser ellos mismo, y por ningún motivo se dejarían cambiar.

Durante su relación de 51 años nadie los pudo separar, ni si quiera la muerte, que pausó sus vidas y congeló su amor. Más allá de la muerte permanecen juntos, uno a lado del otro, en el panteón de Montparnasse, situado en el catorceavo distrito de París. Y tal cual lo dijo De Beauvoir: “Su muerte nos separa, mi muerte nos volverá”.

Estos dos grandes amantes yacen para siempre en el mismo lugar, y qué paradójico, porque en vida no quisieron vivir en una misma casa. Ahora comparten el mismo lecho de muerte. Tal vez, Simone le dedicaría estas palabras a su amado:

— Quién es aquella que con su vestimenta negra y su seductora guadaña nos ha arrancado la vida, esa frívola y engreída nos ha silenciado; ha sido capaz de callar nuestros diálogos amorosos que solíamos tener en las calles parisinas, pero lo que no ha callado es el sonido de los latidos de nuestros corazones, que ahora vibran en una armonía hélida y en unos cuerpos carcomidos por los gusanos, que han sido desprendidos de la carne que se fundía entre las sábanas y expresaba letras poéticas y diálogos filosóficos, que sólo tú, mi querido Sartre me sabías decir —.

 

Por Flor Vega Castillo

Foto de portada: Benjamin Waldman

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