Perder a una mascota puede ser muy traumático
Toda mi vida he tenido perros, a todos los he querido y a todos les he llorado. Pero hasta hace 2 años y 2 semanas exactamente perdí a Lucho un perro que cambió la vida de mi familia y la mía. Era un perro que encarnó perfectamente el significado de la palabra lealtad.
Lucho era un labrador color chocolate con ojos verdes, de un tamaño imponente y más musculoso y fuerte de lo que un labrador debía de ser. Después de algunos años, un veterinario nos dijo que probablemente era de una cruza entre un labrador y gran danés. Todo tenía sentido.
Ese special bond que sucede con tu mascota ocurre con el tiempo, y cada vez que sus ojos se encuentran con los tuyos por un periodo de tiempo de más de una fracción de segundo y de pronto, algo dentro de ti explota. Una bomba cargada de oxitocina llega a cada centímetro de tu cuerpo y ocurre el amor. El amor más desinteresado, más noble y más real que jamás encontrarás. Ese ser es el único que te amará más de lo que se ama a sí mismo. ¿Qué hicimos bien como para merecer este tipo de amor?
Lucho era muy radical
Con el mundo era un perro que no permitía que nadie se acercara a su familia de humanos y su compañero de vida, me refiero a Matías, un pug del tamaño de la cabeza de Lucho. Era nuestro protector, siempre.
Por 10 años tuvo una vida feliz, buena y llena de amor. Hasta que un día se lo notaba que algo estaba mal con él, el veterinario dijo que tenía cáncer en la lengua. No tenía idea que podía dar cáncer en la lengua y menos a un perro. Pero sucedió. Sus tratamientos empezaron al día siguiente y por un periodo de unos 4 meses Lucho fue perdiendo su increíble tamaño y fuerza. La quimioterapia puede ayudar, pero no funcionó para él.
¿Qué haces cuando no queda esperanza?
No haces nada más que agarrarte de la esperanza que todos indudablemente tenemos muy guardado y muy escondido en nosotros. Es muy difícil ver como la vida se le está escapando y no hay nada que puedas hacer más que esperar.
Lucho falleció estando en su cama, en su casa con su familia de humanos y su hermano Matías, lo que él dejó en nuestra memoria pareciera un recuerdo que durará 100 años. El aún está entre nosotros, lo recordamos más seguido de lo normal a veces con mucha nostalgia y otras con risas por todos los destrozos que hizo de bebe y de adulto.
Yo soy de Monterrey y justamente ese fin de semana que pasó lo de Lucho, el hermano de una de mis mejores amigas se casaba en la CDMX, yo ya tenía boleto, vestido, hotel, todo listo para ir, pero la verdad es que estaba tan triste por mi perro, que no podía ni pensar en ir a una boda y festejar. Preferí perder todo el dinero que ya había pagado en el viaje y quedarme. Le expliqué a mi amiga y me dejó de hablar por 1 año porque para ella era un simple perro ¿cómo vas a faltar por un perro? Y solo con esas palabras tuve para saber que por más explicaciones que diera, nunca íbamos a llegar a nada.
Hay personas que no entienden que los perros se vuelven familia, y es necesario un tiempo de duelo al perderlos
Ya que es tan doloroso como si muriera una persona. No queda mucho que hacer cuando pasa esto sino dejar pasar el tiempo sin expectativas de nadie ni nada.
Regálate un tiempo para sanar tu corazón por la pérdida de un ser tan perfecto como tu mascota, mantenlo por siempre en tus recuerdos y en tu corazón. Vive feliz porque amaste con locura a un ser vivo de otra especie y le diste la mejor vida posible.
“Hasta que no hayas amado a un animal una parte de tu alma permanecerá dormida” Anatole France
Por: Alexa Huerta