El insumergible Sam
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La historia de hoy tiene que ver con un gato que se encargó de comprobar que la supervivencia es el ingrediente principal de estos felinos. Es bien sabido que los gatos son todo un misterio. Tienen la inmensa habilidad de sorprendernos con su agilidad y buena suerte para salir ilesos de cualquier vicisitud, es por eso que se han ganado la fama de tener siete vidas.
Su nombre era Oskar, y fue un gato blanco con negro, miembro de la tripulación del barco alemán Bismarck en el año de 1941. Un día, la misión se vio interrumpida por un ataque que los hizo naufragar. A bordo viajaban 2,200 navegantes, pero sólo sobrevivieron 118 personas y el gato que fue encontrado flotando sobre una tabla, con mucho miedo y temblando de frío.
Sus rescatistas viajaban a bordo del HMS Cossack, quienes lo adoptaron y rápidamente se encariñaron con él, bautizándolo con el nuevo nombre de Sam (para tratar de dejar de lado su traumática experiencia). El barco en el que ahora vivía era la escolta de convoyes del Mediterráneo y en el Atlántico Norte. Pero un 24 de octubre de 1941, el Cossak fue gravemente dañado por un torpedo, que fue disparado por un submarino alemán. Tras varios intentos por salvarlo, tres días después el barco se hundió al oeste de Gibraltar. Sus explosiones al hundirse hicieron que 159 miembros de la tripulación fallecieran, y sólo sobrevivieran muy pocos de los tripulantes y el gato otra vez.
Cuando el recién apodado “Insumergible Sam” fue trasladado a las costas de Gibraltar, fue adoptado por la tripulación de los portaaviones HMS Ark Royal (que irónicamente participó en el hundimiento del primer barco). Cuando todo parecía ir mejor y tomar un rumbo diferente, un 14 de noviembre de 1941 también fue torpeado por un U-81, y en intentos inútiles por salvarlo, se hundió a 30 millas de Gibraltar. Afortunadamente, su naufragio fue lento y logró sobrevivir la mayoría de los tripulantes, incluido… ¡el gato!
Tras el hundimiento del Ark Royal, los tripulantes sobrevivientes decidieron jubilar a Sam y darlo en adopción a un marinero retirado en Reino Unido, para que viviera por fin una vida de paz.
Tras la leyenda de superviviencia en tres naufragios, Sam fue el ícono de varios retratos, entre los que destaca el de la artista Georgina Shaw-Baker, que está en el Museo Marítimo Nacional de Greenwich.
Sam falleció en 1955 en la tranquilidad de su hogar.
Por Dayana Sanjuán