Dale la bienvenida al equinoccio de primavera
Cuando llega la primavera, los cantos de las aves resuenan en el aire. Los paisajes se pintan con el color violeta de las jacarandas y las ciudades se adornan de flores.
La mejor forma de darle la bienvenida al equinoccio de primavera es cargándose de energía. Cubrirse del calor que trae esta época del año para ser más positivos y llenarse de alegría. Por eso, te diremos 5 lugares en México para recibir la primavera.
1. Teotihuacán
En este lugar serás un espectador de todo un ritual ancestral. La magia de la pirámide del Sol y la Luna te harán llenarte de energía.
Para que recibas el nuevo ciclo cargado de buena vibra, tienes que ir vestido de blanco. Hay personas que le agregan a su look un pañuelo rojo.
2. Malinalco
Déjate envolver con los rituales, actividades y talleres que se realizan en Malinalco. Escala el Cerro de los Ídolos y llega al centro ceremonial Cuauhcalli, en donde subirás 13 escalones, que representan 13 niveles celestiales.
La estructura de la zona arqueológica te remontará al periodo clásico tardío. Además, podrás apreciar un ritual de Danza Azteca y Mexica.
3. Tepoztlán
Este pueblo mágico de México te hará cargar de energía en el Cerro del Tepozteco. Subirlo es algo pesado, pero cuando llegues a la cima y veas la vista, te encantará.
Este lugar ya es energético porque es sagrado y mítico, y por lo mismo, ha habido avistamientos de OVNIS.
4. Chichen Itzá, Yucatán
Durante el equinoccio de primavera, sucede un fenómeno óptico en esta pirámide. Sobre los escalones se produce un efecto que se llama El descenso de la serpiente emplumada.
Pues antes de que el sol descienda, la luz sobre los escalones proyecta la sombra de Quetzalcóatl.
5. El Tajín
Si quieres cargarte de energía en el comienzo de la primavera, este es uno de los lugares que tienes que visitar.
La pirámide de los nichos y la majestuosidad arquitectónica rodeada de vegetación te robarán los suspiros. Además, esta ciudad prehispánica fue denominada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Por Flor Vega Castillo