Estar embarazada tiene un gran poder
Cuando supe que estaba embarazada, una de mis primeras preguntas al doctor fue hasta qué mes podía subir a un avión. ¡Nunca me imaginé que había muchas ventajas de viajar estando embarazada!
Al principio, no había ninguna novedad y nadie sabía que iba a ser mamá. Los vuelos eran igual que siempre. Pero, en cuanto me empezó a salir la panza, mis preparativos fueron diferentes.
Siempre pedía la “carta autorización” a mi doctor para no tener ningún problema con las aerolíneas. El mejor recuerdo lo tengo cuando fui de Baby Shopping a Nueva York. Al momento en que subí al avión, parecía como una mujer normal, no me veía embarazada.
Algo pasó durante el vuelo, que sin darme cuenta, mi panza brotó. Después de unas horas, yo sólo me sentí un poco “esponjada”, pero pensé que era por estar sentada. Cuando aterrizamos, de pronto, todo cambió. El personal del avión parecía que trataban con otra persona, ¡fueron el triple de amables!
Estaba sorprendida, porque ¡tenía una panzota! Mi esposo y yo habíamos llegado a NY, justo al mismo tiempo en que llegaron unos vuelos de China. Había miles de personas haciendo fila, y todo indicaba que íbamos a estar horas ahí formados.
Los policías que estaban dirigiendo a la gente no se veían del mejor humor del mundo. De repente, se me acercó una poli preguntándome si estaba embarazada, lo cual tímidamente respondí que sí.
¡Mi mundo cambió! La oficial me pidió que fuera con ella, diciéndome que yo no tenía por qué estar ahí, porque estaba embarazada. Me convertí en su mejor amiga.
¡No podía creerlo!, nos pasó hasta adelante de las mil personas y nos pasaron a una casilla donde no había gente. Nos ahorramos horas, y todo por mi increíble panza.
Fue un viaje increíble. Lleno de ilusiones y emociones. Descubrí que el poder de una panza de embarazada es lo máximo.
A partir de ese viaje, fui descubriendo algunas ventajas de viajar estando embarazada, por ejemplo:
- Cuando te bajas del taxi en el aeropuerto, los taxistas casi se ofrecen a llevarte al mostrador.
- Muchas veces te ahorras la fila del check in, ya que te ven formada con la maleta y te pasan hasta adelante o a otra fila.
- Si te toca un compañero incómodo, sólo haces “cara de náusea” y asunto arreglado, jaja.
En fin, hay que disfrutar los vuelos mientras estás embarazada, porque después lo extrañas…
Por Mamá Travelista